Tulipanes.
Jungkook vio las llamadas de Jimin pero no se atrevió a responder así que le dejó un mensaje para que subiera hasta su oficina y así acordar cuales serían sus horarios y cuanto sería su paga.
También para que diera alguna información, o sea, algunos datos personales para realizarle una ficha.
Escuchó toques en la puerta, autorizó la entrada y vio esos ojos verdes que lo habían tenido alucinando desde la primera vez.
—Siéntate —ordenó—. Necesito que llenes estos papeles, tus datos para que Namjoon pueda realizarte una ficha como empleado de la empresa, también necesitamos llegar a un acuerdo para tus horarios y definir también tu paga.
—Está bien.
Jimin leía todo detenidamente y escribía sobre el papel sus datos. Estaba muy concentrado que no se dio cuando que Jungkook lo observaba detenidamente, quizás guardando sus expresiones y manías.
Jungkook suspiró sonriente, no podía apartar su vida del rizado, era como un jodido imán que lo mantenía atraído a él.
—Listo —entregó los documentos y dejó el lápiz sobre el escritorio—. ¿Algo más?
—¿Qué harás esta noche?
—Dormir, supongo.
—¿Te gustaría ir al hotel?
—¿Tú quieres?
—¿Qué quieres tú?
—Lo que tú digas.
—Por favor Jimin, necesito saber si quieres estar conmigo —el rizado quiso que esas palabras tuvieran otro significado.
Y aunque Jungkook pudo decirlas en otro sentido; no tenía forma de confirmarlo.
—Claro que quiero —dicho eso se levantó de su asiento, caminó despacio hasta sentarse en las piernas de Jungkook, quien rápidamente posó sus manos en sus caderas.
—Dime que quieres estar conmigo —susurró el castaño, con sus ojos cerrados mientras olfateaba su perfume.
—Quiero estarlo Kook, solo contigo.
Ambos conectaron miradas y se besaron, era un beso lento, nada sucio. Jungkook puso una de sus manos en la mejilla del contrario y este le rodeó el cuello con sus brazos.
Jungkook llevó sus manos hasta el pecho de Jimin e inició a masajearlo, los jadeos del rizado se hicieron presentes gustoso de la sensación.
El ojiazul lo miraba y disfrutaba de verlo en ese estado. Por primera vez quería ser responsable del orgasmo de alguien más, no le importaba su erección, tan solo quería satisfacer al rizado quien ya había iniciado leves movimientos.
—Ve al sillón —ordenó.
Jimin con la poca fuerza que tenía y la tembladera de sus piernas llegó hasta el sillón y se dejó caer. Trataba de controlar su respiración.
—Haremos algo distinto —dijo el castaño, se acercó a su puerta y puso el seguro—. Jimin, necesito saber si quieres que continúe, ¿te parece este lugar? ¿Estás cómodo?
—S-Si lo estoy, te dije que siempre he querido hacerlo en una oficina.
—Y yo quiero cumplirte tu capricho.
Jungkook lo posicionó mejor y se subió sobre él sin aplastarlo. Comenzó a dar besos desde sus labios hasta su cuello, mientras que con una de sus manos acariciaba y trataba de quitar la ropa de un tirón.
Pronto los dos se movían tratando de hacer fricción con sus erectos miembros. Sus ojos se abrieron con temor al escuchar la puerta querer ser abierta y los leves golpes.
—¿Jungkook?
Se escuchó del otro lado la voz de Yugyeom. Jungkook rodó los ojos en fastidio por la interrupción.
Los dos se levantaron del sillón, el rizado casi corrió al baño mientras que Jungkook arreglaba su ropa. Se sentó en su silla de siempre, no pensaba abrir, no quería ver al chico.
Soltó una pequeña risita al ver que Jimin asomaba su cabeza por la puerta del baño, esperando alguna señal.
Jungkook se levantó y entró al baño, sonrió al ver al rizado quien gustoso lo recibió de brazos abiertos.
—¿Te apetece hacerlo aquí? —susurró.
—Creí que no te gustaba dejar tu semen en los baños que por eso ibas a lugares decentes, como un hotel.
—Mi semen estará regado, pero dentro tuyo.
Jimin sintió un tirón en su parte baja y sin permiso besó los labios del mayor, quien respondió al instante.
—Me encantan tus labios.
—Me encanta que te encanten.
—Jim, prométeme que cuando quieras detener todo esto, me lo dirás.
—No voy hacerlo Kook.
—Hablo en serio, por favor, no vayas a enamorarte de mi, no lo hagas.
Jimin detuvo sus besos, tan solo miraba el rostro de su amante frente a él, su boca había soltado esas palabras pero le inquietaba su mirada, sus ojos parecían reflejar algo más.
—¿Y si alguno se enamora? —preguntó.
—Tendríamos que terminar este trato, no quiero que ninguno tenga un corazón roto.
—No se puede romper lo que ya está roto Kook, pero se puede tocar en donde está el corazón y ayudarlo a restaurarse.
—Te lo suplico, no te enamores —susurró sobre sus labios, su beso pronto se intensificó haciéndose sucio. El chasquido de sus bocas sonaba en el baño, el castaño había acorralado el cuerpo del rizado.
Jungkook podía decir lo que sea, pero su cuerpo reaccionaba tan ansioso por tener a Jimin a su lado. Sus sentimientos por él rizado se estaban desarrollando pero sentía miedo de fracasar, sin saber que Jimin experimentaba lo mismo.
Pronto la ropa ya no cubría el cuerpo del menor, Jungkook se encargó de besar y acariciar lo que podía, odiaba no estar en una cama suave y con espacio suficiente para hacer a Jimin suyo.
—Me duelen mis pezones, ¿me los sobarías con tu lengua? —preguntó el menor mientras mordía su labio viéndose malditamente sexy.
—Eres un descarado.
Jungkook se acercó a su pecho y comenzó a lamer y chupar los botones rosaditos, Jimin soltaba jadeos y leves gemidos. El castaño se volvía loco de solo escucharlo, le encantaba.
—¡Ah! Sigue así.
—Lo que pidas cariño.
Y nuevamente Jungkook no fue consiente de como lo llamaba, el rizado tampoco cuestionó, simplemente sonrió.
Sus jadeos cada vez eran más, Jungkook perdió su cordura, alzó a Jimin quien rápidamente se envolvió con sus piernas en la cintura del mayor. El castaño lo cargó hasta el sillón y lo acostó.
El se arrodilló quedando a la altura de la entrada del rizado, inició a lamer haciendo gemir al ojiverde. Chupaba y lamía, metía su lengua saboreando tener de esa forma a Jimin.
Se separó dejando un hilo de saliva, ingresó uno de sus dedos, salía y entraba mientras dejaba besos y chupetes en los muslos llenitos del chico de rizos.
Jimin movía sus caderas, así que Jungkook ingresó otro de sus dedos.
Ver a Jimin en ese estado le encantaba, amaba ser él quien lo hiciera gemir de esa forma así que como pudo bajó su pantalón y su ropa interior.
Ensalivó su miembro y lo bombeó unos segundos, se alineó en la entrada del rizado y se adentró en él. Ambos soltaron un gemido maravilloso, el vaivén de caderas estaba ahí, haciéndolos sentir en las nubes.
Las penetraciones se hicieron rápidas y acertadas. El mayor se incorporó mejor y siguió atendiendo el pecho de Jimin quien no paraba de retorcerse de placer.
Volvió a cargarlo hasta llevarlo a su escritorio, en donde pegó su rostro con el frío metal. Jungkook estaba maravillado de como encajaba tan bien con Jimin.
Sintió las cosquillas en su vientre, así que salió de él y lo acostó sobre el escritorio sin importarle sus documentos. Quería verlo, admirar lo que era Jimin recibiendo todo de él.
Nuevamente unieron sus bocas dejándose llevar por las miles de emociones del momento. Los dos llegaron a su climax, liberando su semillas y dejándose guiar por su orgasmo.
Ambos se sonrieron, Jungkook se encargó de llevarlos hasta el sillón otra vez y quedaron sentados de mala forma.
—Eso estuvo genial.
—Gracias.
—¿Por qué Kook?
—Por estar aquí.
Los ojos azules y verdes tenían un brillo especial al igual que sus sonrisas. Por más que negaban sus sentimientos estos eran más obvios y más fuertes... los dos querían poder sentirse un poco más valientes para arriesgarse y hablarlo pero temían que el otro dieran fin a lo que mantenía, así que callarse otro día más es lo que hicieron.
✧✦✧
Jungkook estaba en su cama viendo hacia el techo, la mañana le llegó tan rápido.
Luego de haber tenido intimidad con Jimin en su oficina, los dos salieron de la empresa, él se encargó de llevar al rizado hasta su casa, claramente se besaron antes y un buen rato.
Sonrió al darse cuenta que había tenido relaciones sexuales en su lado de trabajo, cuando nunca antes había llevado a alguien con esa intención.
Jimin se ha convertido en su primera vez de muchas cosas, es como si el rizado lo hipnotizara y le dijera que hacer.
Hoy era uno de esos días en los que no iba al trabajo, se cumplen dos años desde que se enteró su padre le había escrito una carta. Aunque la intriga al principio lo consumía, el miedo a leer que lo ha decepcionado es mayor que su curiosidad.
Tenía llamadas perdidas de su madre y de sus dos mejores amigos. Para este día siempre lo pasó en compañía de ellos pero hoy no se siente con ánimos de verlos a ellos.
Revisó en su celular, vio el contacto de Jimin e inmediatamente sonrió. Arrugó su entrecejo tratando de recordar si lo había felicitado por haber cocinado tan bien.
¡Mierda no lo hizo!
Tecleó sobre el aparato dejando un mensaje. Aún en pijama salió de su habitación, buscó las llaves de su auto y salió de su casa.
✧✦✧
Jimin estaba en la empresa, en su trabajo. No había visto a Jungkook, tampoco el castaño pasó por él. No es que esté obligado hacerlo pero él simplemente lo creyó así.
Su celular vibró anunciando un nuevo mensaje.
Jungkook :)
¿Tienes planes esta noche?
Si tu respuesta es no, te espero afuera de la empresa después de almuerzo o mejor aún, como tu jefe te doy el día libre, responde para que pueda ir por ti.
Jimin solo sonrió confundido, Jungkook a veces lo confundía de sobremanera.
Jimin:
Apenas es mi segundo día en el trabajo, no puedo dar de que hablar jefe.
Respondió tratando de bromear, otro mensaje le cayó rápidamente, no es que Jungkook estuviese pendiente de su celular debido a él; claro que no.
Jungkook :)
Es una orden, te espero afuera en diez minutos, nadie va a decirte nada, soy el jefe de todos y te digo que te quiero afuera de la empresa en diez minutos.
Jimin sonrió, le gustaba mucho como Jeon era con él. Le era imposible no sentirse atraído por el ojiazul.
Buscó sus cosas, ignoró las malas miradas y salió de la empresa tal y como se lo ordenaron.
Miró el auto de Jungkook y subió con total confianza.
—Hola Kook —se acercó y besó sus labios, se colocó su cinturón y dejó sus cosas en los asientos traseros.
—Hola Jim, ¿qué tal tu día? —respondió sonriente.
Ninguno de los dos parecía incómodo con la familiaridad y la confianza con la que actuaban.
—Pues, me vieron mal cuando salí de ahí, supongo van a reportarme con mi jefe y van a despedirme —bromeó.
—Si, seguramente tu jefe es un gruñón —habló siguiendo el juego.
—Lo es y muy mandón.
—Pero estoy seguro que eres su empleado favorito, no va a despedirte.
—Tal vez es porque doy buenas mamadas.
—¿Eso te ha dicho?
—No, pero debería.
Jungkook sonrió y negó con su cabeza, tener a Jimin a su lado lo hacía sentir bien.
—Antes de que digas que tu jefe es un idiota, dime, ¿te gustan los tulipanes?
—¿Qué?
—Si, esas estúpidas flores de colores llamadas tulipanes, ¿te gustan?
—¡Claro! ¿A quién no? —chilló emocionado.
—A mi, pero no importa solo eso quería saber.
Jimin no entendió pero se tomó el atrevimiento de poner música.
—¿Kook?
—Dime.
—¿Puedes parar en alguna tienda? Es que quiero comprar algunas golosinas, tengo hambre y no tengo idea a donde vamos o que tan largo es, llevamos en el auto quince minutos.
Jungkook soltó una risita.
—¿Piensas qué voy a dejarte aguantar hambre? ¿Qué me crees? —dijo fingiendo indignación—. Estamos a diez minutos de llegar a un bonito lugar, podrás desayunar como es, ya que yo no pude comer en casa tampoco.
—¿Esto es... o sea... —Jimin no sabía cómo preguntarle si era una cita.
—¿Una cita? No, sólo no quería sentirme solo y necesito follar pero tengo hambre —mintió.
—No iba a decir cita, iba a decir si esto ibas a descontarlo de mi sueldo —respondió disimulando su decepción.
—Jimin, deja de preocuparte por el dinero, no te hará falta niño.
El resto de los minutos fue en silencio, Jimin iba cantando mientras que Jungkook se preocupaba porque todo saliera bien.
Por supuesto que no es una cita.
Llegaron al lugar, el primero en bajar fue el mayor, Park suspiró antes de hacerlo, convenciéndose de que el trato que le daba era solo por sexo.
Entraron y se sentaron en una de las mesas, ordenaron e iniciaron charlar.
—¿Entonces?
—¿Qué?
—¿Perros o gatos?
—Gatos Kook, ¿tú?
—Perros, ahora dime, número de la suerte.
—Cero.
—El mío es el cuatro.
—¿Son preguntas de rutina para tus empleados?
—Son preguntas para saber con quien estoy saliendo —se dio cuenta de como eso había sonado así que habló de nuevo—. ¿Qué tal si eres un secuestrador? Imagínate y yo contratándote, debo conocer aunque sea tus puntos débiles.
—Te aseguro que mi punto débil lo conoces muy bien —Jimin sabía que Jungkook se estaba convirtiendo en su debilidad sentimental pero en su fuerza mental. Jeon creyó que se refería a sus pezones.
El castaño lo hacía sentir bien todo el tiempo.
El desayuno de ambos llegó, estaban comiendo mientras se reían de un mal chiste que contó el de ojos verdes
—Pero si da risa.
—Es tan malo que si da risa.
—No es malo, solo es despreciado.
—Jim, ¿en serio?
—¡Ay vamos! ¿Qué es verde y huele a pintura? Pues más que obvio la pintura verde, es buenísimo.
Los dos estaban a todo reírse sin importarle las miradas de los demás. Simplemente eran ellos dos siendo felices.
—Prefiero el té, el café solo cuando estoy estresado.
—Yo prefiero el café y dime ahora, ¿el ice cream?
—Ron con pasas.
—¡No! Es mejor el de chocolate y vainilla —dijo golpeando levemente el brazo del castaño.
—Jimin, no vamos a pelear por esto, además dijiste que prefieres el sushi antes que los tacos y eso no tiene perdón.
—¡Oh vamos! Tú dijiste que prefieres el chocolate blanco, ¿qué sucede contigo?
Ninguno fue consiente del tiempo en que estuvieron sentados en esa cafetería. Luego de su desayuno, Jungkook pidió un postre para Jimin y fue cuando comenzaron hablar de sus gustos con algunas comidas.
—¿Terminaste? Es hora de ir a otro lado.
—¿Vas a secuestrarme?
—Puede ser, ven vámonos —los dos se tomaron de las manos para salir de ahí una vez que el ojiazul pagó por todo, ninguno dijo nada.
Subieron al auto y Jungkook comenzó a conducir. Nuevamente había música y ellos seguían charlando.
—Y pues bueno, Taehyung ha sido mi apoyo, en todo.
—Eso me sucede con Namjoon y Jin, aunque a veces quiero aniquilarlos, no sé que haría sin ellos.
—Namjoon se ve que también quiere acabar contigo, él quiere que estés con ese chico —afirmó.
Jungkook suspiró e hizo un puchero.
—Yugyeom ha sido mi crush tanto tiempo, un leve gusto que tuve por él, no mentiré, hace dos semanas posiblemente hubiese caído antes sus encantos, lo hubiese follado y es todo, pero no pasó así.
—¿Qué te lo impide?
—Tú.
—¿Yo? Pero no te he prohibido nada.
—Jimin, no es momento, ¿si? Por ahora llegamos, así que espero te guste el lugar.
Jungkook llevó al rizado al parque de tulipanes del cual Namjoon había hablado para que llevara a Yugyeom. Pensó que a Jimin le gustaría más que al otro estar viendo ese hermoso paisaje.
Jimin se sentía confundido, cada vez que Jungkook hacía cosas que no estaban en su "trato informal" y eso solo lo hacía ilusionarse. Sabía que no debía, ya que el mayor siempre era claro que solo sexo pero sus acciones parecían decir lo contrario.
Los ojos del menor brillaron ante la vista.
—¿Te gusta?
—Es precioso, ¿por eso tu pregunta directamente de si me gustaban las flores?
—¿Es obvio ahora?
Ambos se sonrieron y caminaron hasta llegar a uno de los espacios en donde podían sentarse en el césped o en algunas bancas. Prefirieron hacerlo en el césped.
—La calma que transmite ver sus colores es maravilloso.
—Lo sé —respondió el castaño viendo al rizado quien cerró sus ojos en ese instante para respirar profundo y sentir la brisa fresca.
El corazón de Jungkook latía con frenesí, había algo que lo hacía sentir calientito en el pecho. Ver a Jimin, estar con él y escuchar acerca de su vida era algo que estaba empezando a gustarle.
A penas una semana y cinco días de que se conocieron en los baños de ese bar y parece que ha vivido toda su vida a su lado.
La comodidad y la tranquilidad que alberga en su alma con solo ver sus ojos verdes era algo que le estaba costando noches de insomnio. Se preguntaba si era posible querer a alguien en tan pocos días. En desear verlo todo el tiempo y en hacerlo reír.
Sus noches se habían vuelto de pensamientos profundos, ¿le gustaba Jimin? A veces creía que era un loco. Quizás sea un capricho por ser buen sexo, se decía para convencerse.
¿Pero a quién quiere engañar? Verlo ahí disfrutando de su compañía y las enormes ganas que tiene de besarlo en ese instante hacen que se sienta que ha estado caminando perdido en la oscuridad porque algo le faltaba, más bien alguien.
—¿Kook, tengo algo en el rostro? —la voz de Jimin lo hizo volver a la realidad.
—¿Qué? No.
—Es que te quedaste viéndome.
—Solo tuve un viaje astral, ¿no te ha pasado?
—¿A dónde fuiste?
—A un lugar hermoso, era cálido, verdoso y sobre todo sexy.
—¿Hay lugares sexys? —preguntó entre risas.
—Mhum, por ejemplo, tú tienes un lugar sexy.
—¿Cuál es?
—¡Mierda! No me hagas elegir.
—Eres un tonto, ¿estás pensando en algo? Si quieres hablar puedes hacerlo, no voy a juzgarte.
—Es complicado Jimin.
—Nada lo es, es decir, nosotros mismos nos ponemos las barreras ante todo.
—¿Tú te has puesto barreras?
—Si, en el amor, pero resulta que ya no me asusta como antes, quiero decir que he descubierto que siempre habrá alguien que nos complete o que nos haga sentir de esa forma.
—¿Lo has sentido en estas semanas? —preguntó viendo a los ojos del rizado.
—¿Y tú Kook?
—No has respondido a mi pregunta.
—Tú tampoco.
—Yo pregunté primero.
—¿Y? Es acá donde debes consentirme y responderme porque yo quiero saber primero.
—Eres un tramposo.
—¿Lo soy? Trampa sería decirte que en este momento ando usando unas bragas con encaje que se me ven malditamente sexys porque esperaba que me follaras en el escritorio de tu oficina.
Jungkook abrió la boca mirándolo fijamente.
—Eres un descarado, ¿quieres qué te folle aquí mismo?
—¿Dejarías que todos me vieran mis hermosas bragas de encaje negro? Me gusta.
—Ni loco, ven —Jungkook tomó la mano de Jimin ayudándole a levantarse, por culpa del rizado ahora quería follarlo ahí mismo.
—Espera, acércate —Jimin sacó su móvil y se puso cerca del castaño, abrió la cámara de su celular y tomó una selfie de los dos haciendo que al fondo se vieran las flores—. Es para el recuerdo, gracias por traerme aquí.
Jungkook no dijo nada, tan solo se sintió feliz de esa acción.
Jimin no podía estar sin poder tener una foto de Jungkook, quería estar admirándolo cuando no estuvieran cerca. Pensarán que es un loco pero Jeon hace que haga cosas que estaba evitando.
Por ejemplo, perderse viendo como el mayor come, esa manía que tiene de acomodar el cabello que se pega a su frente, la sonrisa que hace juntando sus labios, en como se le forman arruguitas a los costados de sus ojos cada que sonríe o se ríe. Su voz tan melodiosa y su preciosos ojos.
Jungkook parecía un muñeco de porcelana y un ángel. Honestamente no había algo que le hiciera justicia a la belleza del castaño. Estaba quedando embobado por él, si antes pensaba que no debía gustarle, ahora no le importa nada de eso, tan solo quiere sentir los brazos del ojiazul rodearlo, sentir sus labios mientras se pierden en sus besos y sentir la compañía de él en todo momento.
Sonrió al pensar en que él sí contaría este momento como una cita.
—Espera aquí —avisó el mayor, el rizado hizo caso, se quedó de pie mirando las pocas flores que desde donde estaba podían apreciarse.
Sintió que tocaron su hombro, se giró y quedó con su boca abierta sin entender bien lo que veía.
—Estas son para ti, son cortadas de esta mañana dijo la señora, no sé que color es tu favorito así que puso de todos los colores, yo, espero que te gusten.
Jungkook tendió el hermoso ramo de tulipanes en dirección de Jimin, quien las tomó aún en estado de trance.
—Puedes leer la tarjeta.
El ojiverde aún sin saber que decir buscó la pequeña tarjeta y la leyó, su corazón entonces latió fuerte y supo que lo que sentía por Jungkook ya no era solo para calmar su deseo sexual.
"Gracias por el almuerzo y el postre de ayer, eres increíblemente el mejor chef que he conocido y sé que llegarás lejos haciendo lo que amas.
No te rindas, vas a cumplir tus sueños.
Jungkook. :)"
—Yo ayer no te felicité o algo por el estilo, pero no creas que no quería hacerlo, es solo que tuvimos sexo y mis pensamientos solo estaban en ti gimiendo y el punto es que eres talentoso en la cocina y espero que nunca dejes de hacer eso que te apasiona.
Jimin estaba tratando de no llorar. ¿Por qué Jungkook era tan lindo?
—Gracias Kook, esto... es la primera vez que alguien me da flores y la primera vez que alguien aparte de Taehyung y mi familia habla así sobre mi.
—Ven aquí bebé —Jungkook lo rodeó en sus brazos, los dos cerraron sus ojos, sentían el aroma del otro y eso los hacía tener paz.
Se separaron del abrazo al escuchar la voz de alguien más llamar al ojiverde.
—¿Jimin? ¡Cuánto tiempo! —habló feliz el hombre, Jungkook solo alzó una ceja en su dirección.
—¿Taemin? ¡Oh por todos los cielos, eres tú! —Jimin se soltó de Jungkook quien no pareció contento ante eso para poder abrazar a uno de sus ex compañeros de universidad.
—Que alegría verte, sigues siendo hermoso.
El ojiverde se sonrojó bajando la mirada.
—Gracias, tú igual te ves bien.
Jungkook tosió falsamente llamando la atención de los dos.
—¿Es tu novio?
El menor buscó la mirada de Jungkook, estaba por responder que no pero entonces quedó inmóvil a oír al ojiazul hablar.
—Si, justamente estamos celebrando un año de relación, por eso las flores y el sitio, me llamo Jeon Jungkook —habló el castaño extendiendo su mano la cual fue tomada por Taemin.
—Espera, eres Jeon, ¿dueño de Jeon's Walls?
—Si, justamente.
—He oído maravillas de tu empresa, es más fui a uno de tus hoteles a dejar mi currículum y poder ser chef pero no me han llamado.
—Ahora mucho menos —dijo bajito.
—¿Qué?
—Decía que posiblemente te llamen pronto, ahora si nos disculpas, mi novio y yo ya nos íbamos, tenemos muchas cosas por celebrar.
—Oh seguramente, fue un gusto verlos, hasta pronto —dijo el chico amablemente.
—Hasta nunca —respondió Jungkook.
Jimin seguía queriendo procesar lo que acaba de suceder. Llegaron al estacionamiento y fue Jungkook quien abrió la puerta para que el menor subiera.
—¿Novios?
—Lo dije porque te quería coger.
—¿Es broma? Fuimos compañeros en la universidad es todo, además no me quiere coger yo quería que lo hiciera pero es heterosexual.
—¿Si? Bueno entonces ve y hazlo gay, quizás si te folla mejor que yo —respondió el ojiazul sintiéndose molesto.
—¿Cuál es tu problema? Solo me saludó.
—¿No escuchaste? Te dijo hermoso.
—Porque lo estoy pues, ¿qué querías? ¿Qué me dijera feo?
—Con que no se hubiese acercado a nosotros era suficiente.
—¿Qué sucede contigo? No puedes enojarte porque otras personas me saludan cuando tú tienes a tu estúpido chico.
—¿Así que de eso se trata? Ya te dije que Yugyeom no me interesa.
—¿Y a mi si me interesa Taemin?
—¡Deja de decir su estúpido nombre!
—Taemin, Taemin, ¿o quieres que diga Yugyeom?
Jungkook no aguantó más y tomó a Jimin del cuello para poder besarlo. Sus lenguas hicieron contacto en un juego y sus chasquidos era música para sus oídos.
—Dime que me eliges solo a mi, por favor —pidió acariciando las mejillas del rizado.
—Kook, no entiendo tu comportamiento.
—¿Has estado con otros? —susurró la pregunta aún con sus labios cerca.
—Dijimos que no nos debíamos fidelidad.
—No fue eso lo que pregunté.
—Jungkook yo... tú dijiste que podíamos estar con más, es nuestro trato, ¿lo olvidas? No tenemos un puesto o un lugar en la vida del otro, solo somos temporales.
¡Pues yo si te lo estoy dando! ¡Carajo! Te estás metiendo cada vez más en mi vida y me va a doler el día que te vayas, ¿no lo ves? ¡Maldita sea! Pensaba Jungkook.
—Tienes razón, hay que volver —respondió en cambio.
Se acomodó mejor en su asiento y condujo en silencio.
Los dos iban pensando en la escena que acaban de tener. ¿Era normal? Ellos sólo acordaron complacerse en el sexo.
¿Por qué se sienten de esa forma? ¿Esos fueron celos? Habían tantas preguntas en sus mentes que honestamente los estaba aturdiendo.
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